Hartos de estar hartos de la desidia, de la mediocridad, de la irresponsabilidad impune de la clase política de este país, disidente de ella misma, ha surgido (a pesar del sistema electoral injusto) un nuevo atisbo de esperanza.
De alguna manera, hay políticos que no están vinculados en sus discursos, en sus modos, o en su propia jerga a sus partidos. Políticos más cercanos, más de andar por casa en modos y maneras, pero más efectivos en fondo. Me permito, con esto, meter en el mismo saco (el lector avezado ya se habrá percatado de por dónde voy) a Gallardón y a Díez. Dos ejemplos a seguir.
La concisión en el diagnóstico de la raíz del problema, la presentación eficaz de un surtido abanico de soluciones dan un cierto respiro ante tanta crisis venidera, crispación perseguida, argumentación obtusa. O cómo decir en cristiano lo que otros no quieren, no pueden, o no les merece la pena.
Total, a final de mes cobrarán lo mismo, lo del mileurismo es algo lejano, y éste es el país en el que nunca pasa nada... ¿Para qué esforzarse?
Un hurra por esta señora. Seguro que no va a tardar en sentirse acompañada.
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